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En el año 2005 Francisco Villar Liébana, catedrático de Lingüística Indoeuropea en la Universidad de Salamanca, y Blanca M. Prósper Pérez, profesora titular de la Facultad de Filología de dicha universidad, publicaron el libro "Vascos, celtas e indoeuropeos. Genes y lenguas", donde dicen que "si nos paseamos por el actual País Vasco español veremos por doquier topónimos de indudable etimología euskérica. Pero, obviamente, eso no es una prueba de que ese estrato toponímico haya estado ahí desde el Paleolítico o el Neolítico...los episodios locales de movimientos de población secundarios son capaces de modificar el panorama toponímico de una zona dejando en él la impronta de su presencia. Si, como la teoría al uso pretende, el euskera hubiera estado asentado ahí desde el Paleolítico o el Neolítico, sería inevitable la presencia de una significativa cantidad de topónimos de etimología vasca ya desde fecha prerromana. Por ello la comprobación de la toponimia realmente prerromana de la zona es imprescindible para establecer la verdadera antigüedad del euskera en el País Vasco y Navarra."
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"Afortunadamente contamos para la Península Ibérica con una considerable colección de topónimos que los geógrafos e historiadores griegos y romanos encontraron aquí a su llegada, lo que nos garantiza su condición de prerromano". Estos autores presentan un inventario de los 87 nombres que se encuentran en los territorios de las cuatro tribus que ocupaban el actual País Vasco español y Navarra (caristios, autrigones, várdulos y vascones). "Esa misma onomástica tampoco permite pensar que los íberos sean la población ancestral de la zona. En el País Vasco, porque no hay ni un solo topónimo y ni un solo antropónimo íbero...La antigüedad del celta en esos territorios puede considerarse superior a la del íbero y el euskera. Pero tampoco es la población ancestral, como puede deducirse de diversas consideraciones tanto lingüísticas como históricas...El estrato étnico-lingüístico más antiguo tanto del País Vasco como de Navarra es el que presenta en torno al 64% de su toponimia. Se trata de una lengua indoeuropea no celta, sino bastante más arcaica. No es posible asegurar desde cuándo está allí."
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Como dice Joaquín Gorrochategui Churruca, catedrático de Lingüística Indoeuropea en la Universidad del País Vasco, en el capítulo "
Las lenguas de los Pirineos en la antigüedad", publicado en el año 2002 en "Els substrats de la llengua catalana: una visió actual", "el País Vasco actual, lo que tradicionalmente se ha llamado Provincias Vascongadas en atención al empleo generalizado del vascuence, presenta en mi opinión un problema arduo. La opinión común sostiene que se trata de un territorio donde la lengua vasca se ha hablado desde época inmemorial, pero varios autores ya se percataron de que no hay pruebas rotundas para defender tal aserción. No tenemos ningún texto indígena y la epigrafía latina imperial ofrece datos que en Álava más bien hacen pensar en una capa céltica de población, mientras que para las provincias costeras de Guipúzcoa y Vizcaya la carencia de onomástica indígena es total. En esto se parecen enormemente a la región aquitana más suroccidental (País Vasco, Landas), es decir, en que la única onomástica documentada es la latina concentrada en algunos focos costeros, como Forua (Vizcaya). Y si viéramos los topónimos de la zona, transmitidos por las fuentes clásicas, como los ríos Nerva (Nervión) y Deva, o ciudades como Segontia Paramica o Tritium Tubolicum de los várdulos, seguiríamos estando en un ambiente claramente indoeuropeo sin asomo de vasquismo. Por eso, algunos estudiosos han pensado que el País Vasco se euskaldunizó en momentos posteriores, probablemente en época visigótica, a partir de zonas indiscutiblemente vasconas. Pero, ¿cuáles eran éstas? Solamente la Aquitania y los Pirineos centrales. La Aquitania occidental no presenta pruebas positivas de vasquismo."
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Joseba Koldobika Abaitua Odriozola, licenciado en Filología Vasca por la Universidad del País Vasco, doctor en Lingüística Computacional por la Universidad de Manchester y profesor de la Universidad de Deusto, y Mikel Unzueta Portilla, licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Deusto y técnico arqueólogo del Servicio de Patrimonio Cultural de la Diputación Foral de Bizkaia, en su artículo "
Ponderación bibliográfica en historiografía lingüística. El caso de la vasconización tardía", publicado en el año 2001 en el número 26 de
Oihenart. Cuadernos de Lengua y Literatura, proponen una hipótesis histórica que explica y verifica el proceso de la llamada "vasconización tardía". "El punto de partida de la reflexión es la amplia presencia de la lengua vasca en torno al Pirineo occidental, ocupando territorios de ambas vertientes y extendiéndose a tierras riojanas y burgalesas a finales de la Alta Edad Media (hasta el siglo XI). Esto, que se trata de un hecho comprobado e ineludible, es habitualmente considerado como parte de un proceso para el que se argumentan dos tipos de realidades. Por un lado, para los territorios históricos del euskera (Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya) se acepta la presencia ininterrumpida desde la Prehistoria de una lengua preindoeuropeas (protovasco). Por otro, se admite la existencia de otros territorios, como son los altorriojanos y los burgaleses, "repoblados lingüísticamente" en la Alta Edad Media. Por tanto, con este razonamiento, tendríamos un territorio nuclear y original para la lengua vasca en el primer caso, y otro, de vasconización altomedieval, ajeno al País Vasco en el segundo. De esta forma se evita plantear la vasconización tardía de los territorios considerados "históricos" basándose en una falsa dualidad lingüísticamente fraudulenta y políticamente interesada".
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"Partimos de que estamos tratando de un tipo de lengua preindoeuropea, originada en sus formas arcaicas antes de la llegada de los aportes lingüísticos de la Edad del Hierro, y por tanto ya en uso al menos en la Edad del Bronce (antes 1200 a. C.) en su territorio de procedencia. Una lengua que en el momento de su diversificación dialectal se presenta homogénea y vital al incorporar elementos de aquellas otras que han llegado más tarde al territorio, como las lenguas indoeuropeas y célticas, el latín y luego las lenguas romances; conviviendo y evolucionando con ellas. Es una lengua de la tardoantigüedad que evolucionará y diversificará en los siglos siguientes. Los préstamos romances aportan el punto de arranque de la diversificación y expansión dialectal. Para establecer esta fecha disponemos de un dato de corte: ha tenido que producirse tras la asimilación de los primeros préstamos obtenidos de las lenguas romances, por estar estos incluidos en todos los dialectos. Es por tanto en un fecha tardía, siglo VI o VII, donde debemos situar el punto de partida de la diversidad dialectal y a partir de este momento, establecer la difusión en fechas tardoantiguas y tardomedievales. No hay dialectos, como los conocemos ahora, anteriores a esas fechas. No cabe relacionar, por tanto, a los pueblos prerromanos (vascones, várdulos o caristios) con los dialectos del euskera ya que ambas realidades están separadas, al menos, por seiscientos años de Historia".
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"El área de origen de esta lengua matriz, con los aportes ya citados, ha sido establecido para las fechas de los siglos VI o VII en el entorno surpirenaico, en el ámbito de Pamplona. Esto en principio puede sorprender si tenemos en cuenta que para fechas anteriores, siglos I a III los datos sobre una lengua vasca antigua se encuentran mayoritariamente al norte de los Pirineos, con muy escaso y a veces dudosos indicios en Navarra y Álava. Es más, al contrario, al sur de la cordillera existen testimonios evidentes de que se está hablando el latín aportado por Roma y las lenguas de filiación indoeuropea de los pueblos indígenas locales. Esto es palpable en la onomástica epigráfica y en la toponimia antigua aportadas por las fuentes clásicas. Sin embargo, a lo largo de los siglos que van del I al V, la lengua vasca parece haberse consolidado en su entorno pirenaico, con evidencias en ambas vertientes, pero con un mayor asentamiento, a juzgar por el número de ejemplos epigráficos en Aquitania. Solo en un momento tardío pudo pasar a la vertiente sur, donde va a aparecer en los siglos VI y VII en el entorno de Pamplona y desde donde se va a difundir".
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"Las causas o motivos para que gentes procedentes de Aquitania llegaran a la zona alta de Navarra no han de faltar. Así, a lo largo de los siglos V y VI la situación en el entorno del Pirineo occidental se caracteriza por la ausencia de un poder político estable y por la continua presión de los pueblos merovingios y visigodos sobre sus flancos. En estas circunstancias, no sería de extrañar que gentes portadoras de la lengua vasca, ya obligadas por las circunstancias, ya aprovechando la situación de vacío de poder al sur del Pirineo, ocupasen la zona alta de Navarra en un primer paso de dispersión demográfica y expansión lingüística. En lo relativo al territorio del País Vasco el avance de la lengua vasca en sus diferentes dialectos se ha hecho siguiendo el eje Pamplona-Vitoria sobre una antigua calzada romana, para desde allí ascender hacia la costa. Sigue, por tanto, una trayectoria "urbana" que va por la principal vía de comunicación y desde los principales núcleos de población hacia las entidades menores y más apartadas".
Según Mikel Unzueta, la
ermita de San Pedro de Elorriaga, municipio de Lemoa (Bizkaia), donde tomé todas estas fotografías, "fue levantada en su actual emplazamiento en 1910 reutilizando materiales constructivos procedentes de otra vieja capilla, de igual advocación, situada en la cercana arboleda de Luzarra. El templo es una construcción rectangular en mampostería (13,19 m. x 5,69 m.) trazada en una sola nave sin vanos, salvo el acceso cerrado con reja de madera en su fachada oeste, y dotada de pórtico enlosado. Para la construcción de la capilla se utilizaron, entre otros elementos, diversas estelas funerarias de época romana, que fueron dispuestas en las esquinas del edificio y en su pavimento. San Pedro de Elorriaga es el principal conjunto de epígrafes romanos de Bizkaia, pudiéndose apreciar un total de nueve estelas, la mayor parte completas, aunque en un precario y preocupante estado de conservación. La presencia de este conjunto epigráfico debe ponerse en relación con la posible existencia en las proximidades de San Pedro, quizás bajo el antiguo emplazamiento de Luzarra, de una necrópolis romana, datable, a juzgar por las estelas, entre los siglo I y IV d. J.C., semejante a la descubierta recientemente en San Martín de Fínaga (Basauri)." La lápida funeraria de esta fotografía presenta una escena familiar compuesta por dos toscos bustos humanos enfrentados. Debajo se puede leer el epígrafe funerario. D(is) M(anibus) / SECVNDIANVS / AT(tiae) LICILLE VXO(ri) / P(ivs) P(osuit) AN(norum) P(lus) M(inus) / XX, que traducido significa: "Consagrado a los dioses Manes, Secundiano puso piadoso esta lápida a su esposa Atia Licila, de poco más o menos veinte años".
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"El conjunto de San Pedro de Elorriaga presenta la peculiaridad de localizar en el mismo contexto estelas pertenecientes a dos tradiciones iconográficas distintas: una, indígena de origen prerromano (siglos I a. J.C. a III d. J.C.), decorada con motivos rectilíneos compuestos por incisiones paralelas que crean grandes cruces latinas, carentes de cualquier significado cristiano; y otra, netamente grecorromana (siglo II a IV d. J.C.), compuestas por motivos figurados antropomorfos, rosetas inscritas en círculos, crecientes lunares y portadoras de epígrafes latinos. A esta particularidad cabe añadir el hecho, altamente significativo, de que una parte de las estelas de tradición indígena han sido relabradas, por ello reutilizadas dentro de la misma necrópolis en un momento tardío (siglo III y IV d. J.C.), mediante la superposición de textos funerarios latinos e iconografías de pleno gusto romano. Así, en San Pedro de Elorriaga se deben distinguir tres grupos de estelas: 1) de tradición indígena, portadoras únicamente de motivos geométricos formando cruces latinas, 2) de iconografía plenamente grecorromana, con temas de amplia divulgación, semejantes a otros muchos ejemplos dentro del arte provincial del norte de la Península, 3) portadoras de las dos iconografías como producto de una reutilización de los soportes inicialmente pertenecientes al grupo de iconografía indígena a las que, manteniendo la utilidad como epígrafe funerario, se les han añadido textos latinos y/o decoraciones plenamente romanas." En la lápida funeraria de esta fotografía se puede apreciar el gran motivo geométrico cruciforme de tradición indígena, con un aspa central, y sobre él los elementos del epígrafe romano: cabecera compuesta por dos rosetas que custodian un creciente lunar. El texto reza: APRILIS VIT / ALEI FILIO AN / NORVM X / VI, que significa: "April a su hijo Vital, de dieciséis años".
Recientemente, le escribí a Alberto Santana y el lunes 3 de octubre de 2016 respondió a mis preguntas.
Estimado Alberto Santana:
Estaba pensando en la "vasconización tardía". Si la población portadora del euskera llegó desde un territorio al norte de los Pirineos a otro territorio al sur de los Pirineos, más o menos a lo que es Navarra hoy en día, donde según los historiadores romanos estaban asentados los Vascones, ¿no está mal puesto el nombre de "vasconización"? ¿no debería ser "aquitanización", ya que los romanos ese nombre les pusieron a los que hablaban en euskera antiguo en ese territorio?
"Hola Juan Manuel. En este asunto que me preguntas, la precisión en el lenguaje es crucial, porque puede evitar muchos malentendidos interesados. No estoy muy seguro de haberlo conseguido en el programa. Resulta que en ningún momento hablo de la supuesta "vasconización tardía", que es lo que algunos injustamente me han achacado. El programa se titula, a posta, "la euskaldunización tardía" y habla sobre la difusión de la lengua vasca, no sobre la invasión de los vascones o aquitanos. Las tesis invasionistas o de coerción impositiva por parte de gentes exteriores al actual País Vasco occidental para explicar la difusión del euskera tuvieron sus defensores en el siglo XX, pero hoy están siendo muy cuestionadas. Yo, desde luego, no las comparto. El programa plantea una aculturación de la población local (que ni inmigra, ni es sustituida, ni desaparece) promovida por grupos de élite dominante, que copian formas de vestir, armamento, rituales funerarios y... posiblemente el idioma de otras gentes instaladas en la antigua Aquitania."
A estas gentes autóctonas de Navarra, Álava, Bizkaia que adoptan modas aquitanas es a las que las fuentes medievales visigodas del siglo VI y VII llaman "los vascones", pero ¡atención!!! ¡No son los mismos vascones del siglo I antes de Cristo que habían conocido los romanos!!! Es una coincidencia de nombre inventada por intelectuales que no les conocen directamente y tal vez sería bueno, para evitar confusiones, empezar a llamarles los "neo-vascones", aunque no sé si esto la lía más. La expansión del euskera hacia occidente se produce sobre unas tierras en las que las evidencias de que se hubiera hablado alguna lengua euskara anteriormente -antes de los romanos- son muy tenues y donde, sin embargo, hay huellas de un sustrato lingüístico celta anterior al latín. Esta hipótesis casa bastante bien con la convicción de los lingüístas desde mediados del siglo XX de que los diferentes euskalkis o dialectos del euskera no son pervivencias de unos pueblos prerromanos con hablas diferenciados, sino que proceden todos de un solo tronco o "euskera común" que se creó después de la caída del Imperio Romano y que pudo difundirse aprovechando el vacío de poder y la pérdida de prestigio que sufrió el latín al no tener a una administración o un ejército potente que la respaldase. Por el contrario, los francos eran un poder en alza y un modelo a imitar en formas de vestir, armamento y costumbres rituales públicas.
Las poblaciones del sur de los Pirineos, enfrentadas frecuentemente a los visigodos, tenían contacto con sus vecinos aquitanos, que a pesar de estar bajo dominio franco habían conservado su variante propia del euskera, y pudieron adoptar, por emulación y contacto imitativo entre las élites, algunas de sus manifestaciones culturales más atractivas, incluyendo no solo el idioma, sino tal vez hasta el catolicismo, en oposición al cristianismo arriano de los visigodos. Así que nos queda el siguiente trabalenguas: el euskera arcaico superviviente de los aquitanos fue adoptado por las élites neo-vasconas de Navarra, olvidando su propio protoeuskera, si este todavía se mantenía en uso, y creando un nuevo "euskera común" en torno a la ciudad episcopal de Pamplona, y difundiendo esta nueva lengua hacia las élites locales de los pueblos del Oeste y el Sur en varias oleadas, en tierras donde no hay rastros importantes de que se hablara antiguamente, y acompañándolo de un kit de elementos de prestigio que los arqueólogos encuentran sobre todo en las tumbas de hombres armados.
Un abrazo.
El 5 de octubre de 2016 Aitzol Altuna, Juan Martín Elexpuru, Mikel Sorauren y otras 28 personas publicaron en el periódico
Gara el artículo "
Denuncia sobre el documental `La vasconización tardía" donde terminan con el siguiente párrafo: "Los firmantes de este texto queremos elevar nuestra protesta a EITB, en la medida de que es un ente público, porque pensamos que no puede pagar hipótesis contrarias a casi todos nuestros historiadores y lingüistas, con más razón las contrarias a nuestro pueblo. Para terminar, reclamamos a las instituciones públicas y privadas así como las personas responsables de defender la lengua, cultura e historia de nuestro país que se posicionen ante esta producción, mientras que a la EITB pedimos que no vuelva a emitir al menos el primer capítulo de la serie documental". Si no has visto el polémico capítulo "La euskaldunización tardía", te lo recomiendo. Es excelente y lo puedes ver justo ahí arriba.